¿Qué son los ácaros?
Acari o Acarina, del griego ακαρής akarés, “diminuto”, “que no se corta”. Podríamos decir que los ácaros son pequeños artrópodos, extraordinariamente diversos y abundantes en la naturaleza. Se conocen unas 50.000 especies, aunque el número sin identificar es mucho mayor.
Los ácaros son uno de los grupos más antiguos de animales terrestres; se conocen fósiles suyos de hace unos 400 millones de años. Entre las especies más importantes, desde el punto de vista sanitario, nos encontramos con los conocidos como ácaros del polvo doméstico (Dermatophagoides farinae), responsables de patologías alérgicas.
Las alergias y los ácaros
Aunque su aspecto pueda resultarnos desagradable, los ácaros del polvo no muerden ni contagian enfermedades. Los podríamos calificar como inofensivos si no causaran en las personas alérgicas síntomas severos.
Necesitan humedad, uno de los factores más importantes para la infestación de ácaros. Con entre un 70 y un 80% de humedad es cuando proliferan más. La temperatura también debe rondar entre los 20-30º.
La reacción alérgica es producida por el huevo y las heces del ácaro. Las heces fecales son tan livianas y minúsculas que, al caminar sobre la alfombra, al pasar la aspiradora o al sacudir la cama, son lanzadas al aire inmediatamente y al respirarlas una persona alérgica, es cuando se desencadena la reacción. Cada ácaro produce aproximadamente 10 a 20 partículas de heces al día.
El ciclo de vida, desde el huevo hasta un ácaro adulto, dura 30 días. Cada ácaro hembra fértil puede incrementar la población cada 4 semanas en 25 a 30 individuos.
El incremento de ácaros en el hogar
Con las nuevas construcciones de las casas y los cambios en los hábitos de limpieza introducidos en los últimos años, se ha potenciado la proliferación de estos ácaros del polvo doméstico. La calefacción central, los sistemas centralizados de ventilación y humidificación para ahorrar energía o el mayor tiempo de permanencia dentro de las casas aumentan el problema.
La limpieza eficaz contra los ácaros
El uso de aspiradores normales también lo empeora, porque no retienen en sus filtros los ácaros aspirados, sino que los expulsan turbulentamente (son aerosolizados), de manera que es más probable respirarlos.
La solución a este problema son las aspiradoras con filtros HEPA, que a muchas personas les han logrado resolver el problema en casa.
Como a los ácaros del polvo les gustan los muebles cálidos y los materiales suaves, probablemente los encontraremos en camas, sofás, alfombras, cortinas y juguetes. El lavado eliminará gran parte de estos minúsculos animales en ocasiones perjudiciales para nuestra salud.